martes, 7 de septiembre de 2010

Poema a un niño Down

A UN NIÑO DOWN 

Era una noche tan fría 
cuando salimos despacio 
para alumbrarte a la vida 
camino de un dispensario. 

Buscábamos la alegría 
de compartir otro abrazo 
y nació un niño distinto, 
pequeño y de ojos rasgados. 

Me acuerdo de aquella sala, 
gentes vestidas de blanco, 
y la cara de aquel médico 
en su papel de togado, 
con la mirada perdida: 
algo había fallado. 

La angustia de aquel momento, 
solos tu y yo, y nuestro enano, 
el mundo se nos caía 
pero duró sólo un rato, 
comprendimos que en la vida 
no todo es bueno o es malo. 

Eras un niño perdido, 
te arrope entre mis brazos, 
todavía estaba aturdido, 
sin saber que había ganado. 

Y doy gracias a la vida 
porque a mi me haya tocado 
esta bendición del cielo 
en forma de Ángel humano. 

Habla con Dios cada noche 
su querubín más preciado, 
don generoso y derroche 
es la ternura en sus manos, 
una sonrisa en su boca, 
no falta amor en sus labios. 

Algunos buscan la herida 
donde poder siempre hurgarnos, 
ciegos que no ven la viga 
como sepulcros blanqueados, 
pero tu y yo sabemos, amigo, 
que Dios está a nuestro lado. 

Se llama Andrés y es mi hijo, 
ahora ya es todo un muchacho 
y todavía me pregunto: 
"¿por qué buscó Dios mi casa?" 
para dejar un regalo. 

Andrés Martínez

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